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  Los Iconógrafos
 


Los Iconógrafos

 

El primer iconógrafo según la tradición, fue San Lucas quien después de Pentecostés pintó el primer icono de la Madre de Dios, al que siguieron otros.

La pintura de iconos es un servicio divino y el iconógrafo ejercerá este servicio tras haber recibido una consagración particular. Con el ayuno y la oración busca por la confesión, la comunión y la lectura de la Sagrada Escritura las disposiciones que favorecerán su misión. Pinta en oración y debe buscar y poseer la humildad, la piedad. Sea monje o laico, célibe o casado, para pintar iconos necesita una preparación espiritual y vivir el Evangelio con radicalidad. El Evangelio y el icono son equiparables, como así también el sacerdote que lee y anuncia el Evangelio, con el iconógrafo que transmite La Palabra a través de la pintura. El sacerdote no puede modificar el texto del Evangelio y el iconógrafo respeta el modelo a representar. Sin embargo el sacerdote celebra la liturgia según sus cualidades y carácter personal. También el iconógrafo reproduce El Modelo según su carácter personal, talento y técnica. Los iconos no son copias, sino repeticiones libres y creadoras.


 

El Icono experiencia espiritual y ecuménica

El Papa Juan Pablo II, con la carta Duodecimun Saeculum, del 4 de Diciembre de 1987, y el Patriarca Dimitrios I de Constantinopla con su Carta Encíclica sobre los Iconos del 14 de Septiembre de 1987, dirigidas ambas a la Iglesia Universal, han puesto un hito en la historia y en la teología del Arte Sagrado Iconográfico, con una invitación a apreciar los tesoros de la tradición, a no banalizar lo que es expresión y vehículo de la Belleza, que tiene que llevarnos al Autor de la Belleza.
 

El Rincón de la Belleza

 

En los hogares cristianos de Oriente, y cada vez más en Occidente, se prepara un pequeño santuario, El Rincón de la Belleza, destinado a los Iconos para la oración y para recordar la Presencia de lo Sagrado en la Iglesia Doméstica del Hogar Cristiano.

 

Plegaria del Iconógrafo

 

“Tu que has iluminado con tu Espíritu Divino al Apóstol y Evangelista San Lucas, a fin de que él pudiera representar la Belleza de tu Madre Purísima, quien te llevó en sus brazos y quien dijo: la gracia de Aquel que ha nacido de mí se ha extendido sobre todos los hombres. Tu Maestro Divino de todo lo que existe, ilumina y dirige mi alma, el corazón y el espíritu de tu servidor, conduce mis manos, a fin de que pueda representar dignamente y perfectamente tu Rostro, el de tu Santa Madre, de tus Santos, para la gloria, el gozo y el embellecimiento de tu Santa Iglesia. Perdona los pecados de todos aquellos que venerando estas imágenes, y que poniéndose piadosamente de rodillas delante de ellas, rindan honor al Modelo que está en los Cielos. Sálvalos de toda influencia mala e instrúyelos con los buenos consejos. Yo te conjuro, por medio de tu Santísima Madre, del Ilustre Apóstol Evangelista Lucas, y de todos los Santos Amen”

 
 
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